La Verdad, Herramienta de Perfectibilidad y Justicia.

La Verdad, un tema bastante complejo pues todos los seres humanos tienen su propia versión de ella cuando se relaciona con un determinado hecho sea este religioso, político, educativo, de justicia o de cualquier otra índole; sea este de carácter personal o de carácter grupal. 

No hablaremos de la verdad desde el punto de vista psicológico pues visto desde la perspectiva de esta ciencia, se entra en un terreno en donde la definición de verdad está relacionada con lo relativo de ella.

Es importante hablar de la Verdad como un tema que abarca el camino de la perfección del ser humano; conocerla implica descubrir y obtener el criterio justo de cualquier proceso que interfiera en el estado del hombre como ente racional tanto en forma interna como externa.

Como seres humanos perfectibles nuestra meta es avanzar día a día hacia este objetivo, pero para conseguirlo se hace necesario preparar nuestro interior, nuestro éter o Yo.

Así como somos perfectibles también hemos sido y somos entes racionales llenos de errores que consumen la esencia pura y perfecta con la cual fuimos creados y que por influencias del medio en general, fue poco a poco desvirtuándose y apartándose del camino recto y correcto; entonces para lograr un paso más, debemos inicialmente “purificarnos” ingresando en nuestros más recónditos pensamientos de manera de analizar nuestra forma de pensar y de actuar. Difícil tarea pues llega un momento en que debemos ser jueces y parte de nosotros mismos y más aún, debemos dictarnos sentencia la cual es aún más dura de cumplir pues significa un cambio radical en nuestras vidas.

Cuando hayamos logrado vencer el obstáculo del auto análisis de forma y manera rigurosa poco a poco nos adentraremos en el mundo interno en donde paulatinamente comenzaremos a apreciar – con debilidad al principio  y yendo en aumentando cada vez más – la verdad pura, la verdad en su absoluta esencia, la cual servirá de comparativo a nuestros actos los cuales si bien es cierto que pueden ser escritos, auditivos o de acto, son todos producto de nuestros pensamientos y análisis basados en el poder de razonamiento del hombre, dado por la inteligencia que el posee. 

Cuando realmente hayamos conseguido en forma objetiva lograr apreciar la verdad en su real dimensión, nuestro quehacer diario, nuestra forma de actuar generará un cambio radical el cual hará raíces en nuestras vidas para nunca más volver atrás. Se nos despertara la real conciencia a tal punto que claramente podremos apreciar actos que van en contra de la lógica verdadera que guía nuestros actos; darán inicio el florecimiento y aplicación de las virtudes, considerando dentro de ellas LA JUSTICIA. Seremos capaces de apreciar con equidad los actos que sean desarrolladlos no solo por nosotros, sino que también por los demás. Aplicaremos la justa medida a todo y ahí, en ese momento, comenzaremos nuestro trabajo real que no es más que el generar un cambio paulatino y progresivo en la sociedad a través de nuestro ejemplo que no será más que nuestro JUSTO comportamiento basado siempre en la verdad.

Concluido lo anterior podemos establecer como un hecho, que la VERDAD es la cuna desde donde particularmente avanzamos hacia la perfección y desde donde se yergue una nueva sociedad; armónica, justa, tolerante, virtuosa y por sobre todo fraternal.

Sin verdad no hay ciencias pues ellas se basan en hechos reales y concretos, sin embargo, para llegar a ella es necesario investigar, analizar, razonar y concluir, es decir; nada es ni nada seríamos si la verdad no primara, lamentablemente día a día vemos como nosotros – el género inteligente de las criaturas vivas – vamos dejando de lado y quitando progresivamente la importancia al descubrimiento y práctica de la verdad.

¿Cuál es el destino que nos espera si no le damos importancia esto?, puede ser hasta la destrucción o transformación de los principios morales lo que implica un cambio total y radical en la especie pensante pasando a constituir una forma de vida desconocida carente de virtudes, de justicia, de fraternidad y por sobre todas las cosas una forma de vida distinta para lo cual fuimos creados.

Debemos permanentemente buscarla, descubrirla, pensarla y aplicarla no solo en nuestras vidas, sino que también predicándola, mostrándola y dando ejemplo a todos quienes nos rodean de manera que se sepa que sin ella poco queda para ser llamados “Seres Humanos”